Aromaterapia


¿Qué es la Aromaterapia?
La Aromaterapia es el arte y la ciencia de los aromas. Practicada desde la más remota antigüedad, fue abandonada paulatinamente, al mismo tiempo que crecía la industrialización de los productos químicos. La necesidad de vender de las empresas, el prestigio de las ciencias y la tecnología y el bajo costo de los productos fueron relegando la utilización de las sustancias naturales.
Desde el año 1937, debido a los trabajos de René Gattefosseé y Jean Valnet, se comienza a revalorizar el uso de los aceites esenciales. En la actualidad, luego de haber llegado a límites peligrosos de contaminación de nuestro planeta por el mal uso de la química, la Aromaterapia ha cobrado gran auge, como otra forma de retornar a la armonía con la naturaleza.
La Aromaterapia utiliza aceites esenciales que se extraen de plantas para usos curativos, tiene una parte científica que estudia la composición, propiedades y correcta aplicación de cada sustancia, y una parte artística que es la que utiliza la imaginación y la creatividad para brindar placer y bienestar.
Muchos entienden esta disciplina como una rama de la Fitoterapia, o sea la curación por las plantas.
El Sentido del Olfato
La cultura occidental ha dado primacía a los sentidos de la vista, el oído y el gusto, dejando al olfato como un sentido más relegado y atrofiado. En la antigüedad, en cambio, el olfato era una útil herramienta de conocimiento y subsistencia. A través de él se podía identificar, por ejemplo, el estado de los alimentos, o se podía prevenir el peligro, como la presencia de animales salvajes, el fuego de un incendio o la proximidad de una tormenta.
Hoy en día, el uso de los aromatizantes químicos no sólo disfraza el olor de sustancias que de otro modo no consumiríamos, sino que también nos hace perder la sensibilidad olfativa.
El olfato es el único sentido que es imposible controlar a voluntad; está tan ligado a la respiración que no podemos dejar de oler por mucho tiempo.  Sin  embargo, es también el único que se satura, pues a los pocos minutos de sentir un aroma ya no lo percibimos más.
Asimismo, el olfato es el único que no tiene mediación en su llegada al cerebro. Hay un nervio óptico, un nervio auditivo, nervios gustativos y táctiles que conducen los estímulos a las células nerviosas, pero el bulbo olfatorio está en contacto directo con las neuronas, a tal punto que muchos lo consideran una prolongación del cerebro. Las moléculas olorosas ingresan por la nariz y entran en contacto con la humedad del mucus y así pueden ser receptadas por los cilios de las células olfatorias, una especie de pelos minúsculos. Inmediatamente, en fracción de segundos, hay un proceso de identificación y de conexión con el sistema límbico, la sede de las emociones.
Este es el motivo por el cual todo aroma es evocador, ninguno es indiferente. Pero aquí no termina la influencia de los olores, pues el sistema límbico se conecta por una parte con el hipotálamo y por otra con la corteza cerebral.
En el hipotálamo está el centro de regulación del sistema hormonal, y por lo tanto influye en muchísimas funciones, por ejemplo la relajación o la estimulación del organismo, y por supuesto, el deseo sexual. De ahí que muchos aceites  esenciales tengan propiedades afrodisíacas como la pimienta, el jengibre, ylang –ylang, entre otros.
En la corteza cerebral están radicadas las funciones del intelecto. Cuando el efecto del aroma alcanza esta zona del cerebro, se puede pensar con mayor claridad, como sucede con la menta, se fijan mejor los datos en la memoria con el romero, o se agiliza la relación de los conceptos con el limón.
Qué son los Aceites Esenciales
Los aceites esenciales son sustancias naturales que se encuentran en las plantas. Son intensamente aromáticos, no grasos, volátiles y livianos. Volátiles quiere decir que se evaporan rápidamente; livianos que no son densos, untuosos y pesados como los que usamos en la comida o para la lubricación de las máquinas.
Son insolubles en agua y levemente solubles en vinagre. Se disuelven bien en alcohol, y se mezclan bien con grasas, ceras y aceites vegetales.
Las plantas elaboran los aceites esenciales con el fin de protegerse de las enfermedades, ahuyentar insectos depredadores, atraer insectos benéficos que producen la polinización, y producir cambios hormonales.
Los aceites esenciales se depositan en distintas partes de las plantas, así por ejemplo:
  • En las flores, como lavanda, jazmín y rosa,
  • En todo el árbol, como sucede con el eucaliptus,
  • En las hojas, como en la Hierba Luisa
  • En la madera, como en el sándalo.
  • En la raíz, como en el jengibre
  • En la resina que exudan, como el incienso, mirra y benjuí,
  • En la cáscara de los frutos, como limón, naranja y bergamota.
El aceite esencial se extrae, en general, por destilación al vapor, aunque también a través de otras técnicas como exprimiéndolos sin calor (expresión en frío), etc. Son muy concentrados, por lo que debemos utilizarlos siempre en pequeñas cantidades, es decir muy pocas gotas.
Su composición química, como sucede con todas las sustancias naturales, es muy compleja, es decir que tienen muchísimos componentes; de ahí que produzcan tan variados efectos sobre diversos órganos y funciones y sobre nuestros estados de ánimo.
Propiedades terapéuticas de los aceites esenciales
Los aceites esenciales ejercen efectos sobre el cuerpo, la mente, las emociones y la energía. De este modo, nos armonizan integralmente y favorecen también nuestra vida espiritual.
Hoy en día se han estudiado todos estos aspectos a nivel científico y se comprende de una forma bastante detallada cómo y dónde actúan.
Por vía olfativa el efecto es principalmente a nivel mental y emocional. Cuando los aceites esenciales se absorben por la piel, llegan a los vasos sanguíneos y por ellos son transportados a todo el organismo. Así llegan a los órganos y a los tejidos donde ejercen su acción.
Al ser sustancias naturales, los aceites esenciales tienen una composición química muy compleja, lo cual les permite generar una gran cantidad de acciones sobre el organismo humano: son antisépticos, analgésicos, antiinflamatorios, expectorantes, estimulantes, sedantes, etc.
Para obtener medio litro de Aceite Esencial de rosa hace falta 100 kilos de pétalos, mientras que esta misma cantidad de lavanda produce 3 litros de Aceite Esencial.

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